La realidad de las aguas servidas en Ecuador

En Ecuador aproximadamente se trata el 12 % de las aguas residuales domésticas dejando un gran 88% sin tratamiento que está canalizado directo a quebradas y ríos.

Según datos de SENAGUA todos los ríos en Ecuador bajo la cota de los 2800 msnm están severamente contaminados y su agua no es apta para el consumo humano.

Ante esta realidad existen proyectos de hacer grandes plantas de tratamiento de aguas residuales como es el caso de Vindobona. Este es un nuevo proyecto para construir una enorme planta de
tratamiento de aguas residuales para la ciudad de Quito, pero debido al alto costo del proyecto (900 millones de dólares) todavía no ha empezado. (Lee en detalle la situación de agua en Quito)

Ya que la gran mayoría de las aguas residuales no reciben ningún tratamiento, la pregunta es ¿se deben tratar las aguas de manera centralizada en plantas gigantes?

Desde nuestra visión, es posible planificar mejor los barrios, dividir los alcantarillados pluviales y de aguas servidas y construir sistemas descentralizados de tratamiento, en los que el agua no es vista como “un deshecho que hay que tratar” sino como un invaluable recurso que puede ser reutilizado para riego, incluso con plantas de tratamiento que puedes generar grandes valores estéticos y ornamentales.

 

El problema surge cuando existe concentración de población en las ciudades. En estos casos, el agua se trae de distancias lejanas por medio de enormes tuberías. Una vez en la ciudad, esta misma agua se consume para descargas de inodoros (aguas negras) o ha sido mezclada con jabón u otros detergentes (aguas grises). Después del uso, es descargada de forma directa a los ríos. Estas aguas servidas e industriales matan y contaminan todos los afluentes hasta llegar al mar.

En Ecuador,  todas las aguas servidas deberían ser tratadas por ley. Esto consta en el Texto unificado de legislación ambiental TULAS, donde se especifican los parámetros de descarga (bastante bajos en comparación a estándares Europeos) para DBO, DQO, SST, nitrógeno total, Fósforo entre otros parámetros. En la realidad esta normativa ha sido obviada por los municipios.  La mayoría de ciudades no cuenta con Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) ni tampoco con alcantarillados separados para aguas servidas y aguas de lluvia, lo que dificulta aún más el tratamiento de agua.

Cuando los tubos de aguas servidas se descargan directo a las quebradas, causan grandes impactos ecológicos y sociales a las personas que viven aguas abajo. Uno de estos impactos es el agua de río que baja de la cuenca contaminada ya no es saludable para utilizarla en riego, recreación, agua potable, etc.

A pesar de esta realidad, en muchos casos estas aguas contaminadas se siguen utilizando para riego de hortalizas y verduras (como es el caso del rio Cutuchi en Latacunga) o para recreación, como es el caso de los ríos de la costa y amazonia que a pesar de estar algunos de ellos severamente contaminados, la gente se sigue bañando en ellos porque no tiene otra opción y porque no son debidamente informados.

Actualmente, la calidad del agua de Ecuador está aún más amenazada por la contaminación colosal que van a empezar a recibir los ríos con los mega proyectos de minería a cielo abierto como Cóndor Mirador (este proyecto contaminaría ríos peruanos y hasta el Amazonas) o el proyecto Llurimahua (Intag).

La contaminación que genera la industria minera a los cauces de agua es todavía mas peligrosa y persistente que las aguas residuales pues los principales contaminantes son enormes cantidades de sedimento y metales pesados.

Si en el Ecuador las leyes son tan laxas con la contaminación de aguas residuales e
industriales, ¿será que el MAE y Senagua, que son las instituciones de normar y controlar los recursos hídricos, obligan a realizar el debido tratamiento de los desechos a la industria minera?

Los ecuatorianos y ecuatorianas tenemos una pésima convivencia con nuestros ríos, los estamos
matando a paso acelerado a pesar de ser un país bendecido por el agua. Ante esta realidad, todas las personas tenemos un rol en cuidar el agua y empieza desde la conciencia de que está pasando con las aguas residuales que produce mi casa, barrio, pueblo o ciudad.

¿Estas aguas están siendo tratadas? ¿Existe una planta de tratamiento que esté funcionando? ¿Cuáles son las alternativas ecológicas para responsabilizarme de la calidad de agua que sale de mi casa? Si enfrentamos la ceguera ante esta realidad incómoda, tenemos esperanza de tener ríos limpios y de calidad que podamos disfrutar sin poner en riesgo nuestra vida.

Escrito por Miguel Torske, 2019.

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